lunes, 14 de octubre de 2013

Coraza.

Regresé y es como si jamás me hubiera ido.
Pero ahora soy nueva, y todo es tan diferente.

Habían llegado varios paquetes para mí.
La ropa que le había sacado al Senador, un par de Louboutin nuevos que había ordenado.
Cajas de ropa nueva, secadoras, invitaciones a fiestas y botellas de champagne carísimo.
Y lo usual. Facturas, facturas, facturas.

Todo parecía ser una fantasía.


Me senté en una caja, y empecé a reír.
"Vaya que tengo mucho por hacer."



Empecé con lo básico.
Volví a la clínica de Manhattan, donde me recibieron con los brazos abiertos.
Me disculpé por no pagar y por robar aquellos libros. Se rieron y me aceptaron de nuevo.
Noelle, la psicóloga, dijo que jamás había visto un cambio tan extremo en años.
Sonreí, y le di un abrazo. Vaya, me estaba volviendo buena en esas cosas.
Y la invité a pasear conmigo por un rato.

Devolví la ropa que le había hecho pagar al Senador, y di el dinero a caridad a su nombre.
Ahora es mucho más popular, o algo de eso leí.

Y me encontré con el de la vez pasada.
Y aún me parecía,
Mucho.


Ahora yo había cambiado.





Y me sonrió, desde el otro lado de la calle.
Oh.


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